La reacción de estrés es un mecanismo de defensa natural de nuestro organismo ante una situación de riesgo o amenaza. Nos sirve para prepararnos ante situaciones súbitas como por ejemplo un ataque, un accidente o una discusión. Esta reacción de estrés agudo genera un estado muy elevado de tensión que a su vez produce una explosión inmediata de hormonas que prepara al organismo a la acción, como por ejemplo, a huir o a enfrentarse a un golpe o a una lucha. Por tanto, las reacciones de estrés en este caso son positivas, ya que sirven para nuestra supervivencia y además mantienen activos a nuestro cerebro y al resto de nuestros órganos implicados en realizar esta función defensiva tan esencial.
Sin embargo, otra cosa distinta es cuando sometemos a un organismo a una situación de estrés continuado o crónico. Su desencadenante en este caso suele ser el hecho de no poder resolver o controlar una situación, lo cual genera estados físicos, psicológicos y emocionales como pueden ser nerviosismo, ansiedad, frustración, enfado, tristeza, etc. Y del mismo modo que el estrés defensivo, nuestro cerebro también se pone en estado de alerta, y reacciona liberando esas hormonas para que pongan en estado de defensa a todo el organismo. De este modo, nuestros músculos se tensionan y aumenta la presión sanguínea. Esto nos ayuda a manejar la situación que causa el estrés, aunque esta no suponga un peligro inminente. Pero cuando estos efectos se prolongan en el tiempo, puede llevar a problemas que afectan a nuestra salud.
Las hormonas implicadas son fundamentalmente la histamina, la adrenalina y el cortisol, que repercuten en distintas funciones orgánicas, como por ejemplo, en nuestro sistema inmunológico.
Los síntomas del estrés en la piel son variados. Los más habituales son enrojecimiento, picor, incluso urticarias, pero también puede desencadenar acné e incluso distintos tipos de dermatitis u otras enfermedades como la psoriasis.
Tampoco podemos pasar por alto que estas hormonas aceleran la descomposición del colágeno y la elastina. Esto favorece la aparición prematura de envejecimiento cutáneo en forma de arrugas y pérdida de firmeza.
Para rematar todo este repertorio de inconvenientes derivados del estrés debemos mencionar la falta de sueño. Así, un descanso incorrecto desencadena una piel apagada, además de inflamación en el contorno de los ojos, bolsas y ojeras que envejecen nuestra mirada.
PAUTAS PARA ALIVIAR EL ESTRÉS EN LA PIEL
Lo cierto es que la piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo que –como decíamos– padece el estrés como cualquier otro órgano y lo manifiesta de forma visible con los molestos síntomas que hemos citado.
Pero podemos hacer mucho por atenuar sus efectos. Más allá de intentar controlar el estrés y la ansiedad tratando de llevar una vida más relajada e introduciendo ciertos cambios en nuestros hábitos, estos problemas sobre la piel se pueden abordar de la siguiente manera:
- Mantener el equilibrio del pH de nuestra piel manteniéndola limpia para evitar que se agraven estos problemas. Por lo tanto, recuerda tomarte la molestia de limpiarla tanto por la mañana como por la noche.
- Es recomendable exfoliar la piel una vez a la semana para desprendernos de las células muertas, pues su acumulación impide que se renueve y que nuestra piel respire libremente.
- La hidratación es clave, tanto desde el interior mediante la ingesta adecuada de líquidos como con la aplicación de cosméticos hidratantes que mantengan el equilibrio de hidratación necesario para la salud de nuestra piel.
PRODUCTOS PARA REDUCIR LOS EFECTOS DEL ESTRÉS EN LA PIEL
Estamos firmemente convencidos de que un buen baño tras una jornada ardua de trabajo y obligaciones laborales puede ser el contrapunto perfecto para relajarte y reducir el estrés. Así, te animamos a que prepares tu baño con unas velas y una música agradable, te sumerjas en tu bañera y pongas en práctica algunos ejercicios de respiración relajante. La suave espuma y delicadas fragancias a Flor de Cerezo o Flor de Loto el Gel de Ducha te ayudarán a completar este momento de relax.
Aprovecha ese momento para eliminar las impurezas de tu rostro o para aportar un plus de hidratación con una de las Mascarillas Faciales. Tienes todo un abanico de posibilidades para hacer llegar este maravillosol relax a tu cutis.
Y cuando ya estés relajada y lista para continuar con tu descanso, aplícate tras tu baño una hidratante corporal de rápida absorción, que dejará tu piel suave y calmada.
De esta manera podrás alejar el estrés y consagrarte a ti misma, porque lo tienes más que merecido. Verás cómo despertarás al día siguiente con otro ánimo para afrontar el día.