Tipos de exfoliación
Existen dos grandes tipos de exfoliación: la exfoliación física o mecánica, en la que utilizas herramientas o productos abrasivos (piensa en cepillos o productos con partículas de azúcar o sal, por ejemplo.) y la exfoliación química, que habitualmente se realiza con distintos ácidos (como los alfahidroxiácidos o AHAs y los betahidroxiácidos o BHAs) o enzimas. Estos ácidos promueven la renovación celular y eliminan las células muertas.
Ambas opciones tienen sus pros y sus contras. En general, es preferible utilizar exfoliantes químicos ya que son capaces de penetrar en la piel para una exfoliación más profunda. Además, los cepillos exfoliantes pueden ser demasiado abrasivos para pieles delicadas como la del rostro.
Consejos para una rutina de exfoliación facial de 10
¿Con qué frecuencia debo exfoliar mi piel?
Cuando hablamos de exfoliar, es clave hacerlo con moderación. Si exfoliamos nuestra piel con productos demasiado agresivos, o con más frecuencia de la recomendada (como mucho 2-3 veces por semana), podemos llegar a dañarla.
¿En qué momento de mi rutina incluyo la exfoliación?
Lo mejor es que lo hagas de noche, así tu capa hidrolipídica protectora tiene tiempo de regenerarse. Se suele recomendar el uso de productos exfoliantes justo después de la limpieza. Según tu tipo de piel, puedes aplicar posteriormente una crema o mascarilla de noche regeneradora que ayude a minimizar cualquier posibilidad de reacción. Ya sabes que, por la mañana, utilizar fotoprotección es indispensable, pero si la noche anterior has exfoliado tu piel, ¡aún más!
Exfoliación facial
Empecemos por el rostro. Si estás pensando en incorporar una rutina de exfoliación facial debes saber que los ingredientes exfoliantes más habituales son los alfahidroxiácidos (AHAs) y los betahidroxiácidos (BHAs). Entre los betahidroxiácidos destaca el ácido salicílico, soluble en aceite y con gran capacidad para profundizar en la piel. Podrás encontrarlo en productos para combatir el acné y los puntos negros, por ejemplo.